Quando la llúvia nos dió una trégua, apesar de la noche mas
obscura que ya ví, unos rayos de luz, en contínuo movimiento, me despertaron la
atención. Yo me encontrava en el barranco, agarrado a las pequeñas plantas, cual un mono asustado. Sentia una mescla de miedo por la obscuridad de la noche y de soledad.
Fué en ese momento que grite por socorro. El matero Toniño
luego me vió y estirandome su brazo me
colocó a salvo, en una arena limpia y fina.
-Quedese aqui hasta el
nuevo dia, ya lo recogeremos en la mañana. Me dijo y siguió en su búsqueda de
los demas hombres.
Nada tardó para que me durmiera profundamente. La mañana
llegó con el revuelo de unas araras que en grupo pasaron bien alto. Senti que
me dolia todo el cuerpo, parecia que me llevé una buena paliza a cada
centímetro de mi cuerpo.Mi cabeza estava dolida, mi cara, mi ojo y mi boca
también estavan hinchadas y doloridas. En cuanto estava hechado todavia, me
pasó por la mente que el hombre ya llegó a la Luna y que noosotros, en la
Tierra, estávamos sin saber donde nos encontrávamos, sin comida, em médio a la
selva, lejos de todos y de todo.
Me dolia todo el
cuerpo, pero hice un gran esfuerzo y me senté, mirando al rededor de mi,
entonces ví que havia dormido en un antiguo cementério de índios y seringueros.
Yo pasé la noche encima de una tumba, por eso la arena limpia
y fina. Pues bien, a duras penas me resbalé hasta el canto de la tumba, fué en
ese momento que un pajarito bajo a mi lado y cantó, cantó hasta cansarse. Dos
lágrimas cayeron de mis ojos, llegaron a la arena y se perdieron.
HUGOALBERTO
CUÉLLAR URIZAR
É Cineasta,
Jornalista e escritor, é diretor técnico
da Produtora
Sudameris em Osasco-SP
sudamerisosasco@hotmail.com
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