17 de setembro de 2013

ELECTRIZANTE N 4



           Claro que el Moco nos dió um gran susto.  Se metió en el água y em la mitad de su nado, al médio de la laguna, se perdió água abajo.

          Pero cuando otros dos compañeros, que nadan bien, se iban a tirar al água para buscarlo, increíblemente el salió a la orilla, com la máquina fotográfica intacta.

          Bien, despues del susto la  bonanza. Nos animamos a la subida, pero notamos que una buena parte de la motaña habia caído al rio, dejandonos a la vista providenciales peldaños, casi horizontales y de áspera superfície, em la parte mas baja. Ya no era asi em la parte mas alta de la montaña, donde los peldaños eran mas gruesos, estaban distantes entre si, y, por consiguiente, nos iban a dificultar mucho la subida.

           Como ese era, en la verdad. el único y mejor camino para escalar la sierra en ese local, reunimos nuestras  fuerzas y comenzamos la dura tarea de subir. 

        En partes, Éramos como que equilibristas de circo y en otros lugares teníamos que dislocarnos como víboras sin levantar el cuerpo para no cayer.

          Asi, con todos esos percanzes, llegamos, finalmente , a la parte mas alta de la sierra, en aquel punto. La vista de la selva, a los 360®, era cualquier cosa de excepcional, pues la montaña se elevava por encima de la floresta de modo que teníamos una visón privilegiada que, com certeza, mucho poca gente ya tuvo la suerte de disfrutar.

          Los montículos que hacian con que el viento pase con un enorme susurro, nos recordo la Sierra de la Mesa, em Cape Town, la bella ciudad entre la montaña y el mar, en àfrica del Sur, justo donde se unen los oceanos Atlantico y ìndico, bien en la curva del Continente Africano, donde el viento es tan fuerte que nos empuja y frena, y que en la época de las descubiertas, ciertamente, naufragó muchos buques.

          Nos vino también a la memória la sobérbia montaña de  Masada, que queda en Israel, cerca del Mar Muerto, en cuya ortra orilla comienza Jordánia. Es una montaña muy alta en el desierto y que vivió un masacre  de gente que allá se escondia, en la ápoca del rey Heródes.

          Bien, andamos un  poco mas y en una canaleta bien ancha, donde se veían claramente los afloramentos de rocas sedimentares y metemórficas, veíamos que del suelo brotaba a los borbotones, el água que, en poco tiempo mas, sierra abajo, habria de formar el caudaloso rio que corria al lado de los campamentos. sólo podíamos agradecele a Dios por permitirnos está oportunidad, que con certeza, muy poca gente ya vivió.

           Un trueno seco nos sacó de esa linda divagación y sirvió para recordarnos que ya estábamos en médio de la tarde, que aún teníamos que bajar de la montaña y reunirnos con parte de la gente que nos esparava al pié de la sierra.

         Y así fué, bajamos cayendonos y levantandonos, y cuando por fin llegamos al pie de la montaña, una fuerte llúvia no soprendió, de forma que tuvimos primero que esperar que el aguacero pase para comenzar nestro rretorno.

            Enquanto esperávamos que la llúvia pase, nos acordamos que el camino en tierra seca, con la fuerte llúvia,  estaba mas resbaladiza que un jabón, de forma que una resbalada podrira resultar en un sério accidente y para el cual no estábamos preparados, logicamente, de manera que optamos volver por la cauce del rio, por lo menos era un camino mas seguro. Y así lo hicimos, tan luego paró de llover.

          Pero si esperamos que pase la llúvia, no pudímos detener la llegada de la obscuridad de la noche que nos sorprendió en el rio. El paso, de tantos hombres de botas de goma y  las patas del burro por el água, produzian el fuerte y ritmado  ruído que se perdió tan luego cayó nueva luvia que se abatia fuerte en las hojas de los árboles.

         Fué asi que perdimos el senso espacial del grupo y de ese punto en delante, andamos como que solos. Fué cuando, por ser la noche muy obscura, que me choque, con fuerte impacto, con un grueso tronco de árbol que estaba cruzado en el rio. El choque fué tan violento que me arrojó de espaldas, fué  allá que perdí mi morral y fui arratrado por las águas, sin poder hacer nada.

           Mas adelante sentí que caí en un enorme hueco de água, fuí proyectado  en caída libre, algo como 20 metros, de manera que cuando toqué el água submergí por otro tanto. Pero lo peor vino luego, pues cuando subia a la superfície, ya sin fuerzas para respirar, y aún dentro del água, recibí fuerte el impacto de un pedazo de tronco, que me dió fuerte choque en la cabeza, y que en condiciones normales, ciertamente me habria lesionado sériamente el pesquezo, de forma que fuí nuevamente para el fundo del água, subiendo ya cási desmayando por falta de ayre. Sabia que tenia que nadar rápidamente hasta la orilla,  antes que un nuevo tronco me partiese em mil pedazos, aún cuando por la obscuridad, no veia nada.

          Lo hice así, y cuando llegué, yo pienso que a la orilla del rio, una fuerte ola me arrojó a lo alto, donde me agarré en raizes y plantas del barranco.

           Despues que el rio recobró su nivel, quedé agarrado en el barranco, a esa altura era lo mas seguro, puesto que el água llevava piedras y partes de árboles que podrian causarme lesiones peligrosas o matarme.

           Fué entonces que vi que habia perdido la bota del pié derecho. Pero lo que en ese momento importaba era que  yo estaba vivo y ahora tenia solamente que esperar que el dia llegase para ver que iria hacer. Claro que ya estaba bastante herido, la sangre que bajó de mi cabeza se cuaguló en el rostro que estaba muy hinchado Eso todo, seguramente podrá leerlo en el próximo relato. Nos vemos pues!



HUGOALBERTO CUÉLLAR URIZAR

É Cineasta, Jornalista e escritor, é diretor técnico
da Produtora Sudameris em Osasco-SP
sudamerisosasco@hotmail.com

Um comentário:

  1. Olá Gostei da sua narrativa e estou acompanhando!Tenho um Projeto na area Cultural gostaria da sua participação

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