El dia aún no habia llegado, reunimos nuestras tazas de café
y la gran maioria de los hombres, las latas de leche en polvo, que les sirvió
de tazas y reanudamos el viaje. Por
supuesto que éramos lentos. Cuando el dia llegó, una imagen fantasmagórica nos
llamó la atención, pués por haber bajado la temperatura, una nuve se apoderó de
todo, los tallos de los árboles ni siquiera eran vistos, nuestro camino se
perdió en una fuerte masa de neblina.
Cuando el sol salió, todo se limpió. seguimos nuestro camino,
manteniendo una distancia adecuada del rio que corria a la derecha del camino.
Como llovió mucho ayer, cási todo el dia, algunos árboles
cayeron sobre nuestro camino, obligandonos a saltar por encima de ellos o bajar
la cabeza y pasarlos por abajo.
Fué nuestro mateiro que nos llamó la atención para una
tortuga que se quedó atrapada por el grueso tronco de un árbol. No conseguia ir ni
para adelante ni para atrás, de forma que, suponemos, que muy resignada, la tortuga,
se quedó donde estava hasta que el tronco se pudriera, de aqui a unos diez
años, quando se iria muy feliz.
Seguimos nuestra caminada, ahí me vino a la cabeza la
história de los primeros navegantes de otrora, y asi como Cristoval Colón, en
las américas, y algunos años mas tarde, Pedro àlvarez Cabral, que desembarcó en
las playas del Sul de Bahia, viajaron
con sus galeones al sabor de los vientos, y
sabian que, al igual que nosotros, tenian que seguir adelante, sea lo
que sea, venga lo que venga. Fué entonces que los científicos de la época
decian que el água de los mares caiya en un enorme precipicio, por las espaldas
de un gigante que cargava el globo terrestre. Hoy, gracias a los adelantos de
la ciencia sabemos que la Tierra es um planeta mas, de los nueve conocidos, que
giran dando vueltas al Sol, aún quando en nuestro caso sea una órbita elíptica.
Bien lo que sabemos es que en nuestra galaxia, La Via Láctea, fuemos atrapados
por el Sol, que nos attrae com uma fuerza de poco mas de nueve quilos por centímetro
quadrado.
Los gritos desesperados de Toninho, el peón de la goma en el
Amazonas, de donde era natural, me sacó de esos pensamientos, es que Toninho
nos pedia que urgentemente nos protegiesemos. Y asi lo hicimos. En poco tiempo
un fuerte olor de chancho de la floresta se apoderó del ayre. Una enorme manada
de cerdos salvages, temidos por sus enormes dientes, y que comen lo que se les
pasa al frente, pasó a unos quinientos metros
al frente de nosotros.. Eran bien numerosos, a punto de que si nos descubriesen,
por cierto que les serviriamos de una buena cena.
Dejamos a la derecha el campamento abierto pelos mateiros
pioneros. Y cuando ya comenzamos a desanimar, es que surge, grandiosa, la
sierra de los Paacás Novos.
Nuestro camino se perdia por bajo de una ancha y larga
piscina natural, saliendo cerca de los paredones inferiores de la Sierra, donde
ya estaba Toninho riendo y acariciando sus ralos bigotes.
Dividimos en dos grupos a los hombres. Una parte se quedaria
para cuidar de la comida, redes y del burro.
Moco, era um hombre chatito y fuerte, quedó encargado de
poner en una bolsa de plastico, la
máquina fotográfica Pentax y los filmes analógicos de sensibilidad 200 ASA.
Todos ya lo esperávamos en la orilla. Moco nadó, nadó con el
brazo levantado llevando la bolsa de plástico, pero llegando mas o menos a la
mitad de la enorme piscina comenzó a hundirse, desapareciendo bajo el água por
completo.
Cuando dos o tres hombres ya iban a echarse al água para ir
en pós de Moco y sacarlo, sugió él en la orilla, de bolsa en la mano.
Bien, a partir de ahora comenzaremos a escalar la bella
Sierra que tanto buscamos.
HUGOALBERTO CUÉLLAR URIZAR
É Cineasta,
Jornalista e escritor, é diretor técnico
da Produtora
Sudameris em Osasco-SP
sudamerisosasco@hotmail.com