Queridos leitores, a pedido está aqui a versão em espanhol...
boa leitura a todos!
Queridos lectores, aquí es el orden de la versión española ... buena lectura a todos!
La semana pasada les contamos una história real que empezó em
Porto Velho, la capital del entonces Território Federal de Rondônia.
Una avioneta vieja, del tipo Cesna 170, fué cargada con costales llenos de
pan seco. Pensé que habrian ya cargado los demas alimentos, puesto que en la
floresta nos esparávam mas 40 hombres.
Bien, cuando me
acomodé al lado del piloto, cual no fué
mi sopresa al ver que la mayor parte de la nave estava ocupada por um animal,
um burro, que dormia placenteramente gracias a una inyección de calmante que le
havian aplicado minutos antes, pues en
condiciones normales, jamás este animal entraria en um avión.
Una vista inconmensurable de la enorme Amazónia veíamos por la ventana de la
avioneta. Poco a poco se perdieron en el horizonte la ciudad de Porto Velho y
el Rio Madeira, afluente del gran Rio Amazonas.
Despues de mucho tiempo de vuelo, finalmente divisamos a la
derecha um pequeño punto claro, era alli el campo del Rocégo, donde
aterrizariamos, y asi lo hicimos.
Cuando el pequeño avión paró en una de las extremidades del
campo, vários hombres lo sacaram al burro, que aún dormia.
El Australiano Dr. Ralph Angel y el Geólogo paraguayo Julián,
tomaron lugar en la avioneta que levantó
vuelo rumbo a Porto Velho.
Esperamos que el animal volviese en si para empezar nuestra
marcha, en fila índiana, con destino al campamento 2.
En una curva del caminito que seguiamos, de repente, se
levantó, amenazadora, una venenosa víbora, como quien nos impediria seguir
adelante.
Ficamos inmobiles, mudos,
pues sabiamos que al menor movimiento podríamos ser picados por este venenoso
réptil. Fué en esse instante que se oyó
el seco ruido de una arma de fuego y vimos volar, a los pedazos, la cabeza de
la terrible cobra. Fué el matero Toninho que disparó su arma y le mató a la
víbora.
Caminamos mucho aún y finalmente llegamos al campamento. Allá
fuímos recibidos por el cocinero Sr, Chiquiño.
En la noche, antes de dormir, nos sirvieron ricos y generosos
platos de mutún (parecido con el gallo), el resto de los hombres comieron
monos recién capturados. Los hombres
hicieron faltar la comida. Quantos monos fueron comidos, no lo sabemos.
Bien, de barriga llena, todos durmieron, pues al dia
siguiente, bien temprano, seguiríamos la caminata hasta el campamento dos, que
se situa practicamente cerca de las faldas de la sierra del Paacás Novos,
nuestro destino final.
HUGOALBERTO CUÉLLAR URIZAR
É Cineasta,
Jornalista e Escritor, é diretor técnico
da Produtora
Sudameris em Osasco-SP
sudamerisosasco@hotmail.com
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